Cuando estamos en la era de lo inmediato.
El ya y el ahora. Cuando se exhiben personas como catálogos. Lo humano y lo personal pasa al plano virtual. “Besos por celular”, sexting y work office.
Todo lo que antes era interacción personal sólo existe en un plano virtual.
Cuando estamos consumidos por la pantalla. Quien más tiempo recibe nuestras miradas y nuestros oídos es nuestro celular. Ahí dejamos nuestra atención, tiempo, imaginación y también miles de emociones más. pasa a ser nuestra relación mas sólida, o cabe decir tóxica?
A veces perdemos la noción de la realidad y caemos en un torbellino de suposiciones por una sola imagen, sin palabras ni sonidos.
Sólo basta una imagen para suponer, señalar y desechar.
Sólo una imagen para admirar u odiar.
Queda poco de seres sociales. Queda menos de empatía y verdadera amistad.
No importa quien pueda abrazarte cuando lloras. Deja de importar quién te escuche sinceramente cuando le contás cómo estás. Lo único que torna importancia es la cantidad de likes y follows de la red de turno.
Ya no llamas a tu mamá, a tu pareja o a tus amigos para contarles qué hiciste.. todo está publicado y retocado.
Pero.. es realmente todo? Esta todo ahí?
Esta la incertidumbre, el miedo, la angustia?
Está en una foto la cicatriz de tener el corazón roto?
Podemos ver ahí el global de alguien en realidad?
Ojalá tengas alguien real en tu vida. Ojalá aún sepas distinguir amor y amistad. Que no te nuble la necesidad de una atención y aprobación que es vacía e incompleta.
Ojo, que todos queremos mostrar el lado lindo en una red, pero lo que te pido es que eso no condicione tu vida, que no te olvides que la realidad es mucho más, que todos tenemos un lado lindo, un filtro preferido y un paisaje para publicar. y está perfecto publicarlo. Sin obsesionarnos con esa única e ilusa "realidad virtual".
Hay palabras sinceras. Todavía existen personas buenas, si!
Todavía los hay quienes te van a desear un buen día sin esperar nada a cambio. Quienes te van a felicitar por tus logros sintiéndose felices por vos y sin envidia ni hablando mal a tus espaldas. Sin sentir que tu triunfo es su fracaso, o viceversa.
Digo que los hay porque estoy acáí. Porque sé que todavía hay personas que realmente al preguntar cómo estás, están dispuestos a escuchar la respuesta. Y los hay quienes aprendimos a decir “estoy mal, no estoy tan bien, tengo un problema. Quizá necesite ayuda, o simplemente, hoy no quiero o no puedo charlar de mi".
También abundan quienes dicen que todo está bien, para no mostrar debilidad, porque no quieren "molestar" o porque quizá saben que solo mostrando el lado lindo la foto suma más likes.
Una psicóloga ejemplar me hizo recapacitar de algo que todos sabemos y aún así no podemos modificar.
Pero ahí estamos, mostrando de a poco el rollo, las estrías, las “imperfecciones” que siempre ocultamos; la necesidad que nunca aceptamos; el dolor que siempre nos guardamos.
Estamos aprendiendo a pedir ayuda sin sentir vergüenza.
A abrazarnos a nosotros mismos para poder brindar más abrazos sinceros y fuertes.
Acá estoy transmitiendo algo diferente por la misma pantalla en la que consumimos supuestas perfecciones.
Porque como el Ying&Yang, en todo lo malo siempre hay algo bueno y en todo lo bueno siempre hay algo malo, sólo hay que tener la sabiduría para identificarlo.
Quien se quede a leer y escuchar tu verdad y realmente quiera brindarte su respuesta. Ahí es.
Quien no te ignore. Quien a pesar de todo te dedique tiempo real y sincero, tiempo de calidad y conexión. Ahí es.
Todavía tenemos tiempo. De ver más allá de lo supuestamente correcto. De estar más acá de lo realmente verdadero.
Mirarte al espejo y decirte te quiero.
Mandar un mensaje y sentir lo que se escribe.
Llamar por teléfono y escuchar para escuchar, sí para escuchar y entender al otro, dejar de escuchar para contestar.
Si algo aprendí y es tan cierto y duro es que el tiempo es lo más valioso que tenemos y lo que más a menudo desperdiciamos.
Ese segundo qué pasó no volvió.
Ayer ya pasó. Mañana aún no llego. Tenemos la bendición del hoy. Haz que valga.