Hoy me abrazo.
Me permito sentir dolor.
Sé que soy tan valiosa y buena persona que siento amor verdadero y por eso el desamor me estruja el corazón.
Soy una mujer inmensa y poderosa. Tengo capacidades infinitas de luz y crecimiento.
Nada puede derrumbarme, pero si lastimarme.
En ese dolor me inclino a universo para agradecer el aprendizaje, conservar la calma y permitirme sanar.
Dejar atrás rencores. No buscar respuestas. ACEPTAR EL PRESENTE.
Me deseo serenidad ante la tristeza. Abrazar mi alma. Cultivar mi bondad personal para no exigirme saltarme pasos en la sanación.
Deseo que ese mal que me habita se transforme en amor propio. Deseo que esa sensación de estar rota por dentro sea mi oportunidad para reinventarme y crear algo nuevo y poderoso con cada fragmento, con tantos escombros.
Me acompaño y pido ayuda. Me libero de la maldad que existe, porque no me pertenece.
Me disfruto y agradezco estar viva, poder volver a empezar.
Porque que es sino este nuevo despertar que la oportunidad de lograr y volar. Volver a fluir y vibrar más alto.
Soy parte de un universo que se expande constantemente. Yo me expando. Mi red de energía me contiene. Mi familia. Mis amigos. Seres de luz en el momento preciso, en el lugar exacto.
Mi hogar que es la tierra, que es mi casa, que es mi cuerpo.
Me habito física y espiritualmente para reconocer que soy un milagro y que todas las veces que caí tuvo la razón de volver a levantarme.
Me merezco la magia de la felicidad y la sabiduría del aprendizaje.
Me guía mi respiración a salir de la tempestad y los pensamientos negativos.
Me sustenta el amor para que todo mal se aleje de mi.
