Pensá en esa persona que amas, que querés muchísimo. Pensá en
todas esas personas que realmente querés con todo tu corazón y que ese
sentimiento es incondicional. Tu mamá quizá, tu papá, tus hermanos, tus hijos, tu
pareja y tus amigos, familia.
Ellos a quienes querés tanto que los admiras.
Que admiras cómo son con cosas como son en su vida. Su
personalidad, sus resiliencias, su profesión y forma de ser. Que festejas cada
logro y resaltas en qué son buenos, sus virtudes y triunfos.
Esas personas que realmente querés y que no deseas que nada malo
les pase. Que nada les duela. Que puedan ser felices y estar radiantes de
salud.
A quienes cuando algo les va mal, cuando están mal económicamente
o sentimentalmente vos siempre tenés el hombro y la mano para ellos.
Que cuando sufren un fracaso en su vida ya sea laboral o un examen
o una enfermedad tus palabras son: aunque sea un mal momento yo estoy acá con
vos, siempre.
Porque cuando de verdad queremos a alguien no se utiliza el
positivismo extremo, cuando alguien que queremos está triste, no le decimos que
todo pasa y todo va a estar bien; les hacemos saber que, en toda tristeza, en
todo dolor, en el fracaso o desamor o enfermedad, en ese mal momento estamos
ahí para ellos. Para lo que necesiten y para dar lo mejor de nosotros por
ellos. Dar nuestra compañía y amor.
Pensá en esas personas que si sonríen te hacen sentir mejor.
Hay cosas que jamás les dirías, jamás harías algo que las lastime,
no a propósito.
No les mentirías. No les dirías nada negativo ni los insultarías.
No utilizás palabras despectivas con las personas que querés.
¿Pero, con vos mismo? ¿Harías todo eso por vos mismo?
¿Te admiras? ¿Te reconoces los logros y te sentís orgulloso por
cada cosa buena que haces?
¿Te felicitas por intentarlo y hacer lo correcto, aunque salga
mal?
¿Te acompañás en los fracasos e intentas aprender de ello o te
machacas con insultos a vos mismo?
¿Te querés por sobre todas las cosas?
¿Te cuidas?
¿Entendés que cuando algo sale mal es solo un mal momento, no una
mala vida?
Si estás mal de salud podés sanar y mejorar.
Un tropezón no es caída y que no vas a dejarte de lado.
¿Te querés?
¿Así como querés al resto?
¿Te quieren?
Eso que haríamos por los demás es importante hacerlo por nosotros
mismos.
Ese amor incondicional nos puede salvar la vida.
Ese realismo.
No te insultes. No digas soy un boludo, soy una gorda, soy un
fracaso, soy ...la manera en que nos hablamos a nosotros mismos influye
muchísimo en nuestra autoestima y estado de ánimo.
Quizá pasen cosas malas, sí.
Quizás en tal cosa fracasé, pero voy a aprender.
Quizá perdí dinero en este momento, pero trabajaré para mejorar.
Quizá descuidé mi salud, pero quiero cuidarme y volver a sentirme
sano.
Quizá me engañaron, quizá engañé.
Quizá me equivoqué.
Pero es un momento. No sos un error de la naturaleza.
No sos nada de todas las cosas feas que te decís a vos mismo.
El amor propio parece sobrevalorado, parece una frase hecha.
Se “marketinizó” tanto que olvidamos la realidad.
Lo que querés lo cuidas.
Lo que amas lo acompañas hasta el final.
Lo que realmente es importante para vos es invaluable.
Es difícil, sí, lo sé. Nos enseñaron a autolastimarnos.
A medirnos con una vara que el exterior puso para nosotros.
Celebra que estás haciendo un montón de cosas buenas.
Que te querés.
Que vas a quererte un poco más después de leer esto.
Yo quiero muchísimo a las personas que me rodean.
Estoy aprendiendo a quererme así a mí también.
Muy bueno y muy cierto! 👏👏👏
ResponderEliminarSOS lo más linda del mundo. Te quiero Eli
ResponderEliminarReal. Quererse a uno mismo es un trabajo de todos los días. Te amo amiga ♡
ResponderEliminar